Adherencia al tratamiento

Adherencia al tratamiento

Adherencia

La eficacia del Tratamiento Antirretroviral (TAR) es muy alta, pero no mata al virus, sólo lo bloquea. Por lo tanto, para evitar la reproducción del VIH, es necesario seguir el tratamiento correctamente.

Los conceptos de adherencia (correcto seguimiento del tratamiento) y cumplimiento del tratamiento son equivalentes. Ambos términos relejan la toma de medicación tal y como ha sido prescrita por el médico respetando número de tomas, horarios, cantidad de pastillas, conservación y la ingesta o no de alimentos si así nos lo hubieran indicado.  

Evidentemente para lograr que esto sea así, deberemos incorporar la medicación de manera natural en nuestra vida diaria. Para ello, es de vital importancia tener una buena información del tratamiento que se nos ha prescrito y haber contado al médico hábitos de nuestra vida cotidiana, laborales y de ocio que pueden hacer que una determinada combinación de fármacos retrovirales sea más eficaz.

Consecuencias de una mala o incompleta adherencia

Tener una mala adherencia significa en primer lugar no consumir los fármacos prescritos en el nivel necesario para controlar eficazmente la replicación viral y que ésta se mantenga en niveles indetectables.

Algunos Fármacos Anti-Retrovirales (FAR) tienen una vida en sangre media mayor que otros. Esto se traduce en que hay personas que pueden fallar en alguna toma de su medicación y en cambio siguen estando protegidas porque hay suficiente fármaco en sangre. Esto no sucede con otros FAR y/o combinaciones que exigen una adherencia mayor y que no se pierdan tomas. Por ello, aunque nuestro objetivo sea que no se produzca un fallo virológico, deberemos en nuestras entrevistas con la persona no fijarnos solo en ese dato de indetectabilidad  e indagar en el contexto en el que la persona se toma el tratamiento, así podremos descartar comportamientos que puedan estar comprometiendo la eficacia del tratamiento a medio/largo plazo.

Son también indicadores de una adherencia incorrecta si la persona reduce las dosis prescritas – partir las pastillas y tomar solo la mitad por ejemplo; si no se respetan los intervalos de la toma de medicamentos, si se abandona de manera selectiva alguna de los fármacos que componen nuestra terapia combinada (en caso de que no estemos tomando una FDC), si conservamos los medicamentos de una forma inadecuada (expuestos a humedad, a fuentes de calor excesiva o en envases no apropiados) o si no se respetan las indicaciones sobre ayuno o ingestión de alimentos junto a la medicación. 

Una mala o incorrecta adherencia conducirá a que se desarrollen mutaciones del virus y que éste se haga resistente a alguno de los fármacos que se está tomando o incluso a varios fármacos de la misma familia terapéutica con los que comparten mutaciones de resistencia. Si acumulamos fallos virológicos y mutaciones de resistencia tendremos menos posibilidades de encontrar una combinación de FAR que nos resulte efectiva y la enfermedad puede progresar. Además, una mayor replicación viral conlleva una mayor posibilidad de transmisión de la infección y de cepas de virus resistentes.

Factores que pueden afectar a una correcta adherencia

Como señala la Dra. en Psicología Maria José Fuster en el tema 6 del curso de formación de mediadores para el apoyo a personas con VIH de la UNED, la falta de adherencia al tratamiento es un problema en el que intervienen numerosas variables y no sólo el hecho de no consumir los fármacos prescritos.

Podemos encontrar factores relacionados con la enfermedad (las enfermedades que no presentan síntomas agudos concretos son proclives a que haya una menor adherencia), con el tratamiento (cuanto más complejo sea el TAR, la cronicidad, y que interfiera con la vida del paciente, menor será la adherencia), con la relación médico-paciente (la satisfacción del paciente con la relación terapéutica se ha identificado como predictor de la adherencia) y con la propia persona que toma la medicación (variables sociodemográficas, de personalidad y factores psicosociales).

¿Cómo intervenir eficazmente para mejorar la adherencia?

Dada la importancia de la adherencia al TAR se han ido desarrollando diferentes estrategias, unas dirigidas a simplificar el régimen terapéutico y mejorar los equipos asistenciales y también estrategias dirigidas a disminuir barreras y encontrar soluciones a las dificultades que las personas expresan a la hora de tomar el TAR. 

Es importante identificar los factores de riesgo que puedan obstaculizar la adherencia y actuar para solventarlos: 

  • Falta de información sobre el VIH y el TAR. Las creencias y expectativas de la persona son muy importantes en la adherencia al TAR. Es fundamental dar información que pueda corregir errores, resolver dudas y generar expectativas adecuadas. 
     
  • Dotar a la persona con soluciones para acontecimientos relacionados con la medicación que pueden suceder en la vida diaria: qué hacer si se le olvida una dosis, si se queda sin medicación, como manejar los efectos adversos, como organizar la medicación – pastilleros, recordatorios, etc. 
     
  • Factores de riesgo asociados al contexto en el que se mueve la persona; escasez de recursos, estigma asociado a la infección y ocultación, presencia de co-morbilidades psiquiátricas. Muchos de estos factores requerirán de apoyo especializado y por tanto habrá que hacer derivaciones a profesionales de la psicología, medicina, trabajo social, etc. 
     
  • Reforzar el sistema de soporte social de la persona. Familia, amigos/as o derivar a recursos que puedan dar apoyo psicosocial (grupos de autoayuda, ONGs) se muestra muy efectivos para potenciar los logros, normalizar y mantener una actitud positiva frente a la toma de la medicación.